El Búfalo

Cuando en las praderas corrían en manadas de miles y miles, cuando tu carne alimentaba a mi gente y tu piel nos daba el calor necesario para soportar el invierno, recuerdo los secaderos de carne en la sima de una colina, todo eso ha desaparecido con la llegada del hombre blanco, con su sed de sangre, ellos no te respetan, no saben que eres nuestro amigo que se sacrifica para que nosotros sigamos viviendo, no saben que te hablamos después de cazarte, te agradecemos y que sentimos el calor de tu cuerpo en nuestras manos, tratamos de sacarte la piel de la forma mas limpia posible, seguramente tendremos que trozarte y llevarnos la mejores partes y después volveremos a buscar el resto, hoy nuestra gente comerá gracias a ti.