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miércoles, diciembre 17, 2008


El contrato

Las inclemencias de la naturaleza en esos años había guiado a la gente a Dios, mediante plegarias y ofrecimientos de promesas, pero al parecer  1850 era un año difícil para muchos, no solo para los campesinos, también para Dios, ya que no respondía a la solicitud de sus hijos, esto trajo aparejado el descontento de muchos y entre ellos, el del grupo más fuerte , tras muchos días de dialogo y búsquedas de alternativas, surgió la idea de llamarlo a él, al principio muchos se negaron, ya que no era alguien querido, pero podría ser la solución. Se acercaron a un rancho al atardecer y esperaron ver movimiento  en el interior, ya que él se despertaba entrando la noche, muy pocas veces se lo veía de día, llamaron golpeando las palmas de las manos y el, se asomo entre las cortinas de lona de arpillera, les dijo que pasaran, una vez dentro, les pregunto qué era lo que querían y ellos le dijeron que necesitaban enviarle un mensaje a su Jefe solicitando un pedido y a cambio estarían dispuestos a hacer algo para complacerlo, demostrando agradecimiento, les explico a los visitantes que si firmaban el contrato con el Jefe, no habría forma de anular lo pactado, todos contestaron que no habría problemas, lo importante era salvar la cosecha, y así fue, al día siguiente los campos lucían como el mejor Junio de todas las épocas, los años siguientes las cosechas aumentaban raudamente, hasta que los campesinos nucleados formaron el primer ingenio azucarero en Don Paulo, Tucumán, el exceso de dinero era un habitual para todos los socios, esto se veía reflejado en sus casas y estilo de vida, la llegada del ferrocarril en 1876 daba una muy buena perspectiva a la nueva industria, con la salida de sus productos vía ferrocarril a los puertos. En una reunión de socios y directivos del ingenio, que se llevaba a cabo en el salón principal, se presenta súbitamente  él,  con copia del contrato firmado por algunos de los presentes y venia a exigir lo pactado, hasta ese momento nadie se había acordado a cumplir con el pacto, pero el cobrador apareció y lo exigía, el les recordó que solo era un enviado, un secretario y que su deber era hacer cumplir el contrato. Después de varias horas de discusión se acepto lo exigido a cambio de su floreciente economía, esto fue cumplido los 3 primeros años en complicidad de un capataz del ingenio, era el que elegía la persona que debería cosechar en hora del almuerzo, en un sector alejado de todos, en medio del cañaveral y al rayo del sol, generalmente el elegido era alguien nuevo, sin familiares que reclamaran por él,  así fue por muchos años.
La cosecha de 1880, se perfilaba como una de las mejores, todos estaban felices, pero ocurrió un hecho que marcaría la vida de todos los habitantes de Don Paulo, a mediados de Mayo mandan a José, a cosechar a un sector alejado, solo, y a la hora del almuerzo, como era su primer año de trabajo en el lugar, no se opuso, pero vio algo en la actitud del capataz, no sabía que era, pero no le agradaba, una vez en el sector comenzó a cosechar, su machete bien afilado, cortaban fácilmente las cañas, llevaba su piedra de afilar en el bolsillo trasero de su pantalón, su sombrero lo protegía de un sol fuerte y en una cantimplora improvisada con un cuerno vacuno, eran sus pertenencias más valiosas. Nadie pregunto por José al tocar el silbato del ingenio, nadie supo mas de él, todos lo creen muerto y algunos lo aseguran, tan poco saben de la vida desgraciada de José y su vagar por toda la republica buscando un lugar donde estar en paz, nadie sabe que ese día de Mayo, José cambio la vida de todos en Don Paulo.
A partir de 1881 la cosecha se perdió, el ingenio cerro, los socios murieron en trágicos accidentes, el capataz un día no vino mas del monte y el pueblo desapareció, muchos emigraron para no volver jamás, el primero fue José después de esa tarde, en que mato a un hombre que decía ser el secretario de alguien que se hacía llamar el Jefe y que quería su alma, el se hizo buen peleador con su machete, todos los años se presentaba alguien en nombre de “El Jefe”, a reclamar lo suyo, pero nunca lograron su cometido, José murió en 1960 a los 97 años por causas naturales, el se fue de este mundo pensando que iría al infierno por tantas muertes, pero nosotros sabemos que no.

Kamen

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